Sin duda alguna es el tema que mas me ha hecho pensar,
dudar, un tema muy complicado, muy complicado en parte también porque estamos
tan acostumbrados a poner notas que el imaginarse como hacer para evaluar
correctamente hace que tu cabeza se convierta en “una olla a presión”.
Sí, de eso hablaba, de evaluar, de la evaluación que por
cierto nada tiene que ver con calificar, no nos confundamos.
El problema reside como he dicho anteriormente en la
costumbre, pero una tradición que no hace ningún bien a esta sociedad.
¿A dónde queremos llegar? ¿Cuál es el fin que queremos
obtener con los alumnos en la escuela?
Muchos dirán que los alumnos aprendan, que salgan
preparados, pero primero entonces los encargados tienen que mirarse bien que es
eso del aprendizaje y que es estar preparado, pues de lo contrario si no lo
tienen claro, estaríamos en una gran mentira, que por cierto lo estamos.
Quizás si lo sepan, quizás si sepan que nada tiene que ver
aprender con hacer pleno en un examen, pero me da que nos conviene más hacernos
los tontos, y así nos va.
Antes decía que muchos responderán a la pregunta qué fin
queremos para la escuela, que los alumnos salgan preparados, otra tontería más,
digo tontería porque estoy segura que no se refieren precisamente a preparados
para afrontar situaciones reales por si solos, para hacerlos capaces, libres,
maduros, responsables, etc. Pienso que lo tan escuchado “que salgan preparados”
se refieren a que en el siguiente curso, o en la siguiente etapa educativa,
sean capaces de volver a memorizar miles de contenidos para “soltarlos” luego
en eso que llamamos exámenes, que estos a su vez nos harán pasar a otra etapa,
y así sucesivamente y nos tiramos toda la vida jugándonosla al azar.
Lo cierto es que finalmente no nos acordamos de nada. ¿Alguien
me explica para que nos han preparado?
Nos lo dan todo hecho, listo para memorizarlo, pero no nos
hacen reflexionar, no nos hacen dudar, pensar, no se debate, y así jamás
aprenderemos nada.
Me ha gustado mucho una frase del texto “A vueltas con los exámenes como método de
evaluar” de Fernando García Gutiérrez (http://poezia.es/blog/10/05/2012/a-vueltas-con-los-examenes-como-metodo-de-evaluar/
) que dice lo siguiente hablando de su método de trabajo, en contra de los
exámenes y haciéndolos responsables de su propio aprendizaje:
“Pero ahora son un poco más dueños de su propia vida. No hay
meta más alta”
Es triste y duro que vayamos a la escuela para poder pasar
de etapa y se olvidan de enseñarnos de verdad.
En clase el otro día mi profesor Miguel Sola decía que poner
notas era una forma de organizar la disciplina en el aula, nada que ver con la
pedagogía, con los conocimientos, con el aprendizaje.
Estoy completamente de acuerdo, pues es imposible olvidar
las miles de amenazas de diversos profesores como “a que te suspendo”, “te voy
a bajar la nota”, todo para conseguir una disciplina donde no tengan ellos que
hacer mucho más que levantarse de la silla y leernos lo que pone en los libros.
Con esos dichos ya demuestran para lo que van a la escuela. No se puede ser
arbitrario.
En definitiva las notas no hacen nada bueno en la escuela,
no miden nada más que la memoria, y ese no es el fin.
A esto le sumo una frase del artículo de Paco Espadas“Enseñar y aprender sin calificaciones ni suspensos”
(http://escueladeciudadania.blogspot.com.es/2011/07/ensenar-y-aprender-sin-calificaciones.html) que dice:
“No es cierto que con las calificaciones estemos atendiendo
las necesidades de aprendizaje de nuestros alumnos y alumnas”.
Y es que nada tiene que ver las notas con el aprendizaje. De
hecho el aprendizaje no puede medirse. ¿Y el aprendizaje no previsto medible? ¿Y
los no previstos no medibles?, pero ¿Y los previstos no medibles?
¿Acaso somos alguien
para juzgar mediante un número si una persona ha aprendido? Quizás no sepa uno
mismo que está aprendiendo, menos lo va a saber cualquier otra persona.
Tenemos que ser conscientes de lo que esto supone, de lo que
supone calificar, no es ninguna tontería, ya que mediante las notas conseguimos
excluir y clasificar a muchos alumnos, probablemente a los que más necesiten de
nuestra ayuda, aparte de que son segregadoras y no sirven para nada más que
para justificar, y esto no es precisamente lo que queremos para nuestros
alumnos, ¿No?
Sabemos que así no estamos consiguiendo que nuestros alumnos
aprendan que es al fin y al cabo el único y verdadero fin de la escuela.
Luchemos por lo que no es justo, no podemos permitirnos el
lujo de seguir así toda la vida, cruzados de brazos.
La ley nos obliga a poner un numerito a final de curso,
tristemente no podemos evitar esto, pero si podemos hacer que esa nota no sea
la de un examen, una nota que no mide más que la memoria” notas que hunden a
los alumnos y que los desilusionan.
Lo que si pienso que estamos obligados y es muy necesario es
a evaluar, como he dicho antes nada que ver con calificar, poner notas. De este
modo estaremos ayudándolos, aconsejándoles para mejorar, elaborando juicios de
valor con criterios, siempre para ayudar al alumno, por un bien.
Los tiempos cambian y la educación también tiene que hacerlo,
no podemos quedarnos anclados en tiempos atrás y más cuando no supone bien
alguno.
Para terminar me gustaría hacerlo con esta gran frase del
pedagogo José Gimeno Sacristán, un pedagogo crítico, muy comprometido con la
modernización, innovación y mejora de la educación.
“Cuanto más complejo,
profundo, rico y variado es el aprendizaje, menos se puede medir y cuando
aplicamos la lógica de la medida con la enseñanza, desvirtúa el carácter
educativo del aprendizaje”
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